Cada vez se
hace más presente la importancia de los estudios filosóficos en la medida que
se dan los avances científicos. En particular ha ocurrido un fenómeno
contemporáneo en el cual es difícil separar ciencia y técnica en muchas áreas
de lo que vamos conociendo. 1. Pareciera que lo tecnológico es una instancia
que convence por su capacidad de generar resultados tangibles al alcance de la
mano. 2. Por otra parte, hay una ciencia que avanza en su sentido más
tradicional y lento. 3. En otros espacios del conocimiento se enmarañó lo
tecnológico con lo científico al punto de parecer una sola cosa. Explicaremos
en este texto los talones de Aquiles de cada uno de los postulados anteriores y
por qué vemos verdades a medias.
1.Pareciera
que lo tecnológico es una instancia que convence por su capacidad de generar
resultados. Pongamos un ejemplo sencillo, como el de las
comunicaciones. Su espectacular avance ha permitido acortar las distancias
entre las personas y muchos promocionan sus negocios a través de las actuales
tecnologías digitales. Incluso prácticas abiertamente transgresoras tienen
cabida en este espacio. De ahí surge el problema acerca del alcance útil e
inútil de este recurso. Acerca a algunos, pero expande las formas de conducta
más aberrantes que puedan existir y las populariza al punto de transformarse en
modas. Pero el enredo comunicacional no está sólo en enfocarnos en aspectos de
alcances éticos (lo cual es importante pero no el único centro del asunto),
sino que gran parte del contenido de la información es falsa y la gente cree en
estas falacias que propenden a popularizarse. No sólo es un problema ético,
sino que, al existir el propósito de modificar creencias, se altera la
percepción e interpretación de las cosas más cotidianas. Se trastoca la
realidad con la fantasía y la verdad y la mentira ya no son posibles de ser
separadas, creando enormes matrices de fingimientos e hipocresías que son la
base con la cual opinan millones de ciudadanos en el mundo. ¿Lo positivo supera
lo negativo en este caso?
2. Hay una
ciencia que avanza en su sentido más tradicional y lento. Es muy
difícil poder controvertir los avances de la ciencia. Gracias a los mismos, es
posible vencer enfermedades y prolongar la vida de las personas. Sin embargo, y
sólo a manera de ejemplo voy a señalar dos aspectos de la ciencia que son
potencialmente criticables. El primero es que la verdad científica, así como
cualquier producto, tiene sus “patrocinantes”. Esos patrocinadores están
interesados en que los resultados favorezcan sus inversiones en la investigación.
De ahí podría desarrollarse un potencial sesgo que puede estar presente en la
investigación y que va de la mano con el enorme poder que tienen quienes
invierten en ciencia. Nuevamente aparece el asunto de la ética y de cómo desde
la ciencia contenidamente nos estaríamos cerrando la ventana de opciones que
disponemos o, por el contrario, se amplía la misma por intereses creados. El
segundo ejemplo es una paradoja que ha dejado boquiabierto al mundo entero. Se
trata del caso de las vacunas, las cuales lograron controlar la última pandemia
y salvaron millones de vidas. Lo que no hay que perder de vista es que se trata
de una práctica científica antiquísima y paradójicamente se encuentra más
vigente que nunca. De ahí que avanzar en el plano de la ciencia y de manera extraña,
debemos recordar que lo científico también consiste en preservar los manejos
más clásicos y tradicionales que ha generado el conocimiento, como sería el
caso de generar inmunidad a través de la inyección de partículas vivas o con
potencial patológico atenuado, incluso modificado. Las vacunas nos recuerdan el
triunfo de lo tradicional.
3. ¿Lo
tecnológico con lo científico se enmarañó al punto de parecer una sola cosa? Por lo
pronto, así parece. Sin embargo, por un asunto que tiene que ver con los
resultados beneficiosos a largo plazo, habría que ver en cuáles casos este
enmarañamiento es o no es sano. Lo vemos cuando se altera genéticamente un
producto comestible con la finalidad de aumentar su productividad. Se gana en
el sentido de que se abaratan los costos para el consumidor, pero no sabemos
las repercusiones a largo plazo que esto tiene para la salud. Una de las cosas
que más nos llama la atención es la modificación del sabor de los productos del
campo con el paso de los años. Pareciera que se van volviendo insípidos y
pierden su sabor original. En este caso sólo el tiempo nos dará las respuestas.
Mientras
tanto, y solo por una cuestión de disciplina filosófica, estos tres aspectos de
la ciencia y la tecnología son susceptibles de ser analizadas desde el saber de
los saberes que es la filosofía. Mención aparte merece el análisis de cualquier
disciplina que se considere de carácter científico y no es capaz de superar el
más elemental análisis epistemológico, que consiste en revisar los elementos que
sustentan un sistema de creencias y que le permite que sus postulados sean
demostrables. Para interés de la filosofía, hacer análisis de la ciencia y sus
debilidades conceptuales sigue siendo uno de los aspectos más clarividentes de
los estudios filosóficos. Que así siga siendo.
Santiago, 31
de marzo de 2024.
Publicado en varios medios de comunicación a partir del 31 de marzo de 2024.