Es grato
recordar las cosas buenas que nos han pasado. Los amigos, las aventuras, los
viajes, los mundos que hemos creado y ya no existen y aquellos que siguen
existiendo. Es imposible no evocar la maravillosa experiencia de habernos
adentrado en las profundidades de la feminidad y sobre todo recrear la
experiencia amatoria. Visto desde esa perspectiva, una vida ha valido la pena
ser vivida en la medida que haya espacios que rescatemos de ella y logremos rememorar
con la alegría de quien atesora un pasado existido a plenitud.
Las
maravillosas trampas de la memoria
Lo acaecido
se materializa en el atesoramiento de las cosas que hemos vivido, pero
falseadas por la memoria. Sin esa alteración del recuerdo, lo vivido se
desvanecería y perdería el poder de haber cimentado en nosotros un aprendizaje
que vale tanto como tiempo vaya transcurriendo. Los recuerdos son formas de
retrotraer experiencias que en realidad no ocurrieron como pensamos. Es posible
que un recuerdo se edulcore o se fatalice, pero no permanece intacto. Es parte
de esas cosas que forman el mundo psíquico, sobre el cual, en muchos de sus aspectos
no tenemos control. Los engaños de la memoria son fabulosos, pero también tienen
en su seno el peligro de lo falaz con las repercusiones que conlleva.
La
nostalgia y el peso de la vida
Hay una
trampa clásica del pasado y es que nos muerda la nostalgia. Una cosa es
experimentar lo pasado como experiencia de vida y otra evocarlo con languidez.
Ese peligro es propio de lo nostálgico y en ocasiones debemos huir de eso
porque contrario a permitirnos avanzar, en la melancolía está el germen de la
tristeza y la parálisis porque la belleza enfermiza tiende a indisponernos.
Podemos seguir corriendo sólo si no miramos para atrás y si hay que dar la
vuelta para ver lo que quedó a nuestro paso es con la finalidad de corregir
nuestro rumbo. Se retrocede estratégicamente en esos casos en los que debemos
coger impulso para seguir adelante. Si nos descuidamos, el peso de la vida
puede llegar a aplastarnos.
No mires
atrás
Los
grilletes son un arco de hierro, casi semicircular, con dos agujeros, uno en
cada extremo, por los cuales se pasa un perno que se afirma con una chaveta
(pasador), y sirve para asegurar una cadena a la garganta del pie de un
presidiario, a un punto de una embarcación, etc. Si el pasado se convierte en
un grillete al que sigue una cadena que se une a una bola de plomo, ese
pretérito es malsano y debemos conjurar la alegría de lo vital para deshacernos
de él. Sólo se consigue esa fuerza vitalista en el momento en que nos trazamos
planes futuros. Sin tener un horizonte hacia adelante, la muerte comienza a
vencer a la vida y le da paso a la sensación de vejez, que es una manera de
quedar entrampado en los laberintos del alma. La vejez, la enfermedad y la
muerte deben ser repelidas con el movimiento vital, que siempre va hacia
adelante. La estrategia de movernos forma parte de las argucias y estratagemas
propias del arte de vivir. Del buen vivir, en realidad.
Amigos,
viajes, aventuras
La amistad
es un milagro. Se potencia cada vez que comulgamos en un espacio y un tiempo
con aquellos con quienes hemos hecho el viaje de la vida y es un fenómeno que
enriquece el alma. He tenido grandes amigos y sigo cultivando la amistad como
una de las cosas que más valoro. Sin amigos, la vida puede empobrecerse y la
posibilidad de mirarnos a nosotros mismos a través de los ojos del otro se
desvanece. Los viajes, que a su vez llevan a la aventura, constituyen la
bitácora de lo que nos vamos trazando como meta y nos transportan a lugares
desconocidos e incognoscibles que suman agua para nuestro molino personal. El
viaje, real o imaginario, siempre es una metáfora, o se puede hacer una
metáfora del viaje. En cualquiera de los casos enriquece al sujeto y sin
necesidad de abrigar la trashumancia, cada vez que viajamos, se activa la
dinámica propia de las grandes aventuras.
La
feminidad
El eterno
retorno a lo femenino no sólo es de buen tono, sino que nada supera en
vitalismo a la experiencia de ir de la mano con el mundo femenino, en donde
complicidades y afectos se juntan para invitarnos a lanzarnos de cabeza en un
ámbito en donde no tiene cabida lo pesado de la existencia, sino que, en todas
las caras de esa dimensión, siempre encontraremos infinidad de sorpresas y
aprenderemos a lidiar con áreas llenas de misterio y podemos hacer una componenda
a la par de la danza y la carcajada. De esas está hecho el mundo en donde la
mujer habita e invita a compartir y fusionar espacios que se vuelven infinitos.
Lo femenino y sus variadas expresiones universales y ancestrales suelen ser la
mejor puerta de entrada al vitalismo y la perseverancia de quien consigue en la
existencia junto a la mujer, una fuente inagotable de satisfacciones.
Santiago, 03 de marzo de 2024.
Publicado en varios medios de comunicación a partir del 03 de marzo de 2024.