domingo, 26 de noviembre de 2023

Analistas de pacotilla

 


La política es un arte, que en ocasiones desafía la lógica y el sentido común. Si partimos señalando que la lógica y el sentido común no siempre van de la mano con los fenómenos políticos, el margen de maniobra para la interpretación de estos asuntos requiere habilidades más amplias para poder entender lo que ocurre. En general, incluso en los más conspicuos e inteligentes estudiosos de los fenómenos que atañen a la vida en sociedad, las interpretaciones que se hacen son desde juicios previos ya elaborados. En otras palabras, cuando, desde el prejuicio (entendido como juicio previamente ya establecido sobre algo) se intenta analizar un asunto, se termina por exponer la visión desde una posición en la cual el análisis se encuentra limitado y condicionado. De ahí que, en la mayoría de los casos, lejos de ser “análisis”, vemos la posición propia de quienes desde su barra apuestan por una postura determinada, que en muchos casos se parece a la hinchada de un equipo de fútbol, incluso a la irracional barra brava. Esto lo vemos hasta en las mentes más elaboradas.

Líneas editoriales

Los medios de comunicación representan grupos que se van consolidando en relación con la promoción de cierto tipo de información, que configura una línea editorial. Toda línea editorial responde a una serie de juicios, prejuicios e intereses que incluso, en los medios que intentan ser más objetivos, se tiende a favorecer una postura sobre otra. Algunos medios tratan de ser mesurados e intentan presentar las dos caras de la moneda, sin embargo, el espíritu del medio, su trasfondo, obedece a una serie de objetivos que lo configuran. Con el auge de las redes sociales y su exponencial poder, los medios de comunicación tal como los conocíamos, cambiaron en un par de décadas de manera drástica. Hoy en día, lo que diga una persona que se haya hecho de un gran número de seguidores en las redes, no sólo moldea la opinión pública, sino que se termina constituyendo precisamente en la opinión pública. Como todo, al final, vencerá el principio de realidad. Por mayor capacidad persuasiva que pueda tener una persona o un grupo, la realidad se impondrá.

Los nuevos medios

Los nuevos medios, que ya no son tan nuevos, han desplazado las formas habituales de buscar información. El libro era el camino para acceder a ciertos conocimientos de manera tradicional. Ya no. Cualquier persona con una plataforma tecnológica básica es capaz de generar opinión pública e implantar puntos de vista. La caducidad de las formas tradicionales de comunicación es cada vez más notable, lo cual nos va a llevar a extremos de complejidad ante la llegada y convivencia cotidiana de lo que se ha llamado “inteligencia artificial.” Pareciera que se va creando la falsa impresión de que la inteligencia ha dejado de ser útil, lo cual es precisamente un signo de nuestros tiempos y un asunto propio de la contemporaneidad. Cada vez se necesita de mayor acuciosidad y espíritu crítico para comprender los alcances de estas tecnologías y poderlas interpretar y usar de la mejor forma. En un mundo en el cual hay guerras y epidemias, el artificio de la “inteligencia artificial” pareciera ser extravagante, pero así es la realidad y si no podemos cambiarla; entonces el gran desafío para el filósofo del presente, al igual de quienes le precedieron, es tratar de interpretarla. Cuando era niño me decían que los “comics” embrutecían. Actualmente escucho que las redes sociales embrutecen. Pues sí, es verdad, los comics y las redes embrutecen.

Los besos son húmedos

Por más que se intente robotizar lo humano, el cuerpo y las emociones siguen siendo las mismas que las que tenía el hombre de las cavernas. De ahí que, en el fondo, las maneras como vamos recreando y construyendo la realidad tienen un sustrato biológico imposible de modificar. Cuando se juega a la construcción y deconstrucción de las narrativas y los discursos, sólo se imponen costumbres (cuando no modas) que no modifican para nada la esencia profunda de lo humano, en la cual la razón siempre va a ser esclava de las pasiones. De ahí que disciplinas como las humanísticas y particularmente la filosofía, espacios para pensar, son tablas de salvación que permiten aclarar el aparente desorden en el cual vivimos e interactuamos. Si lo vemos con lupa, somos la deriva de una serie de eventos que nos precedieron y nos colocaron justo en el lugar en donde nos encontramos. Probablemente falte poco para bestializarnos o tal vez lo humano se robotice. No lo sabemos. Lo importante es no tratar de ser pitonisas en tierra de nadie sino anclarse lo suficiente para aportar un grano de entendimiento a la realidad que nos circunda. Por muchos intentos que hagamos porque las cosas se amolden a nuestras ideas y preconcepciones de la vida, la realidad siempre se saldrá con las suyas. No es malo soñar. Pero es profundamente peligroso no despertarse de un eterno sueño.

 

Santiago, Chile, 26 de noviembre de 2023.

Publicado en varios medios de comunicación a partir del domingo 26 de noviembre de 2023. 

domingo, 19 de noviembre de 2023

Gabriela Mistral: Primavera a fin de año

 


Se prolongó el invierno más de lo usual y a mediados de noviembre apareció la primavera, con sus verdores deslumbrantes y su sol matutino que puede llegar a hacerse inclemente al pie de La Cordillera. El momento me pareció de lo más propicio para familiarizarme con la obra de la poetisa y ganadora del Premio Nobel de literatura Gabriela Mistral, seudónimo con el cual escribía Lucía Godoy Alcayaga. Leí sus obras DesolaciónTernuraTala y estoy leyendo Lagar por estos días. Ahora ya entiendo de qué va su obra, por qué gana el Premio Nobel de Literatura en 1945, pero por encima de todo, la interesantísima propuesta que ella representa, que sin duda alguna sigue presente en nuestros días.

De poemas perfectibles y perfeccionados

Cuenta su leyenda que llegó a reescribir sus poemas en tantas ocasiones que probablemente lo que conozcamos en la actualidad sea la depuración de su obra tantas veces como un par de centenar de intentos por hacer de sus creaciones perfectibles una y más veces, en una tentativa de encontrar la pureza del texto, intentando llevarlo a una dimensión que aspiraba la perfección. En ella se conjugan elementos como la muerte, la soledad, los asuntos propios del hombre común, pero sobre todo la naturaleza con sus orígenes personalísimos, como El Valle de Elqui y la presencia permanente de una espiritualidad o religiosidad (es lo mismo) que marca su legado. En Gabriela Mistral hay una exaltación de la naturaleza, especialmente de aquella que forma parte de su cordillera y la cual la acompaña como un recuerdo infantil que la transforma en ocasiones en una poetiza pueril, en donde “el niño” predomina, no por inmadurez, sino como marca indeleble de los primeros y mejores días de su existencia.

La naturaleza vive

Si caminamos por los senderos chilenos, seremos testigos de una manera de concebir el medio que va desde el asombro que genera la belleza natural del país con lo inhóspito que se vuelve en muchas de sus facetas. Chile es tierra inhóspita en el sentido de que lo terrenal somete al hombre a pruebas bravas en las cuales desafía a la naturaleza, a la bella naturaleza, para poder sobrevivir. El océano pacífico y la Cordillera de Los Andes son las dos caras de un mundo que hacen que todo sea dicotómico, bello y brutal. Desde el infernal y hermoso desierto de Atacama, hasta la infernal y hermosa Patagonia, el país posee dos polos que, salvo una pausa primaveral y un espasmo veraniego, se debate entre dos antípodas que hacen que las personas, la gente, los ciudadanos, se mimeticen con cuanto los rodea y tengan que generar sus propios recursos para enfrentar lo invencible. Gabriela Mistral trata con generosidad las bondades de la naturaleza y cautiva a la estirada Europa del tiempo en que desarrolla su obra.

El campo y la ciudad

Hay en todas partes un clásico y recurrente enfrentamiento banal y fútil que es el que se presenta entre el campo y la ciudad (no es menos trascendente por ser banal y fútil). Gabriela Mistral lo muestra en su obra y es precisamente por mantenerse al margen de las vanguardias y ceñirse al cultivo de una poética que va de la mano con los asuntos de la naturaleza, que se encontró con críticos que se ensañaron con su obra. Muestra desdén por lo citadino y por la manera como la persona de la urbe se planta ante la cultura y el conocimiento. En realidad, es una posición comprensible, pero no compartida. Mi origen campesino y el hecho de haber vivido en muchos lugares, medianos poblados y diminutos pueblos, metrópolis caóticas y generosas ciudades, me permite ver el asunto como sumatorio y no excluyente. Se puede uno mimetizar en cualquier parte, porque la brújula unívoca que debería guiarnos es el mundo interior de cada uno y los afectos que vamos cultivando.

Profetas en su propia tierra

Ni hubiese podido desarrollar la obra que produjo ni hubiese sido mayormente conocida Gabriela Mistral si no es por su relación con México y lo aprendido en esos lugares tan alejados de su Chile natal. Precisamente el contacto con la cultura mexicana va modificando y a la vez universalizando su obra, que deja de ser estrictamente chilena para transformarse en un emblema del arte latinoamericano y los intentos intelectuales por comprender la realidad de lo que se va gestando en esta parte del mundo. Probablemente siga siendo el continente de la esperanza o el más esperanzado, que originariamente vendría a ser lo mismo. Transita Gabriela Mistral por ese deseo de entender lo que ha ocurrido en América Latina y México le da ese carácter en el cual puede vislumbrar el asunto con una dimensión más amplia y profunda.  Sin ese asomo, que es en realidad el gran salto mental de cualquier persona, no hubiese trascendido su obra. Definitivamente puede ser pobre el hombre que se acoraza y retrae en un ámbito mínimo que representa el lugar donde vive. Es posible que mientras más experiencia vital tenga un artista, más amplias sean las posibilidades de escribir una obra con mayores aspiraciones. Mayores de las que enseñan los libros. Mejor porque lejos de castrar al cuerpo y al intelecto humano, el gran viaje y exploración personal del mundo da alas para volar. Literalmente.

 

Santiago, Chile, 19 de noviembre de 2023.

Publicado en varios medios de comunicación a partir del domingo 19 de noviembre de 2023.


domingo, 12 de noviembre de 2023

Sometidos por naturaleza


De la conquista española heredamos el lenguaje, la religión y los elementos culturales propios de Grecia y Roma, que en definitiva constituyen los pilares de la cultura occidental. En orden de importancia, diría que en primer lugar está el español como lengua, lo segundo es la occidentalización cultural del subcontinente y cada vez con menos relevancia, pero siempre presente, el catolicismo. La fusión entre españoles, indígenas americanos y negros es la base del mestizaje latinoamericano, en el cual, en algunos países prevalece un grupo étnico o raza más que otro, pero, en definitiva, América Latina está construida bajo estas bases que configuran la esencia de lo que somos. Cada tronco entregó sus elementos culturales más valiosos y se creó la América Mestiza.

Quejadera al infinito

El colonialismo generó un sentimiento de minusvalía que se proyectó hacia el poder de lo que llamamos España en la actualidad y a este estado animoso se le sumó (ya antes de la Segunda Guerra Mundial) una actitud de víctima hacia los Estados Unidos de Norteamérica que se materializó en un doble sentimiento de minusvalía, el primero hacia los conquistadores europeos y el segundo hacia la potencia del Norte. Es como si más de quinientos años no bastasen para comenzar a asumir responsabilidades básicas y en el presente le seguimos echando la culpa al “enemigo externo” que termina siendo imprescindible para justificar y mantener nuestras propias miserias.

Ideologías piratas y otras velocidades

Cuando cae (o tumban) el Muro de Berlín, se establece en la praxis una verdad que no se puede ocultar ni se puede modificar. Las sociedades que progresan son las que cultivan el libre mercado y las que se atoraron tratando de dar sentido a las cosas obviando el pequeño detalle de que debemos pagar las cuentas, se seguirán hundiendo hasta el infinito. Yo vengo de una sociedad que hace esfuerzos para no salir de una dinámica atroz en la cual se pretende sustituir la realidad por el mundo de las ideas, del cual Platón nos habló hace mucho tiempo. La capacidad de un conglomerado de tener la madurez necesaria para asumir ciertas realidades marcará para siempre su presente y su futuro. Del vacío generado por la muerte de las ideologías surgió un escenario que era difícil de prever. Contrario al sentido común y sin una brújula mágica que nos diga por dónde debemos transitar, el siglo XXI terminó por asentar viejos preceptos de carácter ideológico que se han sumado a las más caricaturescas formas de pensar, todo desde lo ideológico, remando contra toda posibilidad de lógica y conduciéndonos a futuros desencantos fáciles de predecir. Estas ideas, muchas de las cuales habían desaparecido, han reaparecido con nuevas distorsiones en la contemporaneidad. En los asuntos sociales el vacío no existe y es bien sabido que las dinámicas revolucionarias terminan en el contexto humano como el destino de los burros en las carreras de caballo. ¡El siglo XXI es un macabro circo violento que hasta ahora no divierte!

“El fracaso del progreso”

Ni maduramos en relación con las vivencias previas ni la tecnología nos ha hecho más felices. Somos tercos por naturaleza y lejos de ir hacia futuros de sosiego y potencial felicidad, las guerras, los conflictos religiosos y las salvajadas más inimaginables campean a nuestro lado y las vamos normalizando conforme entramos en contacto con ellas. De alguna manera, la idea de progreso fracasó en el ámbito humano y una espiral de conductas autodestructivas va marcando el paso de los nuevos tiempos. Imagino que toda ola tiene una cresta y luego la intensidad de las cosas disminuye. Me pregunto si esa ola tiene límite o funciona como un paradójico pozo sin fondo. Eso nos lleva a la primera premisa, en la cual planteamos la necesidad de asumir nuestro rol como gente de un tiempo en donde la irresponsabilidad colectiva y el odio pareciera salirse con la suya.

Los orígenes del mal

Mientras sigamos transfiriendo nuestra cuota de responsabilidad social a otros, no hay manera de mejorar en términos civilizatorios. Al final el individualismo y el nihilismo son posturas sanas frente a la manera desbocada como se tiende a comportar la manada. Sigue venciendo lo dicotómico y lejos de cultivar el respeto por la cultura y la visión del mundo del otro, lo seguimos viendo como nuestro potencial enemigo. A veces, al asociarnos con poderosos hacemos mejores negocios. En el conjunto de lo que vendría a significar la globalización y la potencial creación de “la gran aldea”, pareciera que se hicieron notar más las diferencias que las similitudes entre los seres humanos. La incapacidad de llevar una educación mínima y de calidad a las grandes masas de personas sin elementos formativos básicos, que son los verdaderos minusválidos, porque en ellos reina la ignorancia, es la gran deuda que tenemos como humanos. La ignorancia, a decir de San Agustín, es una de las peores representaciones del mal. La contemporaneidad lo certifica.   

 

 

Publicado en varios medios de comunicación a partir del domingo 12 de noviembre de 2023. 

domingo, 5 de noviembre de 2023

Mañas mundanas y algunas exquisiteces

 


Una de las cosas que me hizo emigrar de Venezuela es que no vendían servilletas. Puedo comer caraotas con las manos sin ningún problema, pero necesito servilletas para poder comerlas. Lo de las servilletas es tan auténtico, que cuando migramos le insistí a mi esposa que no se le fuese a olvidar el servilletero Tramontina, que nos ha acompañado desde hace un cuarto de siglo. Una mesa bien servida, con una buena vajilla y unos cubiertos presentables, hace que la comida sea mejor. Con servilletas, por supuesto. Ese tipo de mañas, que puede llegar a parecer frívolo, es positivo; las podemos y a mi juicio debemos cultivar, por cuanto es bien sabido que ciertos caprichos que no hacen daño a otras personas pueden ser de gran utilidad para cultivar el ocio de la vida, sin lo cual no tendría mucho sabor la existencia. Gracias al ocio, por ejemplo, puedo escribir este texto y gracias a su ocio, usted lo está leyendo. Es que la vida sin ocio es un desierto porque no habría espacio ni para la creatividad ni para el amor.

Mañoso sin tregua

Tal vez con el tiempo, solo seremos la representación de un montón de mañas que vamos juntando y sin las cuales la vida se nos hace rara. Sobre eso estaba pensando porque necesitaba alejarme un poco de tanta cosa mala que se me acerca. De esas cosas que considero feas o negativas, sin lugar a duda que la vulgaridad ocupa un lugar importante. Mi vulgaridad y la de los demás. Con respecto a mi propia vulgaridad, trato de lidiar con ella. Con respecto a la vulgaridad ajena, en ocasiones intento comprenderla.

El caviar y el espumante blanco

Desde muy joven me gustó el caviar con espumante blanco. El caviar era una compra de rigor cada vez que viajaba a la Isla de Margarita, en el Caribe. Lo he probado en diversas variedades y siempre me ha parecido que su sabor es la máxima concentración posible de la totalidad del gusto del mar. Las huevas de pez son de esas cosas que me agradan y que disfruto en esos momentos de soledad, cuando mirar a un punto en blanco en la distancia se hace una manera de sobrellevar el día. En definitiva, es una exquisitez.

La arepa de mi corazón

De las cosas que no puedo dejar (o que no he dejado), el primer lugar lo ocupa la arepa. De harinas de maíz precocidas conozco bastante, lamentablemente por razones que no son agradables. Cuando me preparaba para irme de Venezuela no se conseguía harina de maíz precocida con facilidad y aparecieron cualquier cantidad de marcas piratas que se hacían llamar artesanales. Lo cierto es que casi pierdo la dentadura probando distintos tipos de harina (creo que en una ocasión tenía cemento o cal) y la necesidad no negociable de comer arepa me ha hecho probar cualquier marca. En Brasil las comí de polenta, sin disimular las arcadas que me generaba y hoy en día puedo escoger varias marcas comerciales y variedades. Soy un “come arepa”, como de manera peyorativa se le llegó a decir a mis compatriotas hace unos cuantos años. Los fanáticos de la arepa estamos definitivamente condenados a no encontrar un sabor que se le parezca y que podría parecer un gusto adquirido desde muy temprana edad. He comido arepas legendarias y las sigo comiendo todos los días de mi vida.

Besitos fríos

No soy dulcero, pero hay tres excepciones: El dulce de leche cortado que hacen en el Estado Lara, el chocolate preferiblemente con un poco de amargor que generosamente da el cacao y la miel. Llegué a tener una colección de mieles tan abultada que puedo presumir de ser un experto degustando mieles. Mi infancia en El Tocuyo hizo que una vez al año dispusiera directamente de la miel de las abejas de la casa de mi abuela paterna. Ese gusto por la miel, que es un gusto de infancia, me llevó a buscar mieles en muchos lugares, incluyendo la legendaria miel de El Paují, en el parque nacional Canaima y la excepcional miel de Yopo, la más delicada y deliciosa de todas las mieles. Sobre la miel de Yopo he escuchado cualquier cantidad de historias y consejas. Es la mejor. De esos gustos estamos hechos, porque bien dice de un hombre el poder enorgullecerse de sus pequeños placeres y recrear lo mucho que le satisfacen.

Versatilidad y estilo

Acostumbrado a los viajes y marcado por el signo de Caín que han significado las mudanzas, lo primero que hago cuando llego a un lugar es inscribirme en su biblioteca pública. Ya no tengo biblioteca personal, porque perdí mis libros en mis viajes, pero ahora todas las bibliotecas públicas del mundo me pertenecen, por lo que se amplió la posibilidad de complacer mi curiosidad y se restringió el chance de consultar un texto cualquiera a mitad de la noche. Seguimos la marcha y nos recreamos alrededor del goce por la aventura. 


Publicado en varios medios de comunicación a partir del domingo 05 de noviembre de 2023.