sábado, 30 de diciembre de 2023

Apenas doce razones para tomar vino

Cuando el tío Luigi llegó a El Tocuyo, lo primero que se planteó fue cómo sembrar un viñedo para producir uno de los primeros vinos de su generación en nuestras tierras. Proveniente del sur de Italia, no podía concebir la vida sin vino.

De sus primeros años de esfuerzo, logró comprarse unas tierras y plantar su propia vid. A todos los primos nos daban vino para ir la escuela desde que teníamos tres años de edad. Así lográbamos sobresalir en los estudios y permanecer animosos durante las mañanas.

Al más puro y tradicional estilo griego, durante toda mi infancia y en compañía de mis familiares, participé semidesnudo y a pie descalzo en la producción del vino. Creo que algo de experiencia tengo en materia de vinos. Esa tradición ha permanecido en nuestras costumbres y solemos tomar vino y disfrutarlo a su máxima plenitud.

Hace pocos días, una destacada periodista me hizo una entrevista para que le hablara sobre el vino. Un tema que no sólo me apasiona, sino que me embriaga de emoción. Me parece que existe al menos una docena de razones para tomar vino entre las cuales cabe destacar:

1). Es un alimento.

2). Da placer gastronómico.

3). Es calórico y protege de enfermedades.

4). Plantea un sentido estético en relación con la manera de alimentarse y vincularse.

5). Aumenta la hilaridad del discurso en las comidas. Se aprende cuando se come.

6). Símbolo de poder.

7). La vid. Trabajo del hombre. El viñedo es una forma de corroborar el derecho a la propiedad privada.

8). Permite una mayor socialización.

9). El viñedo es símbolo de buen trabajo. Materializa la idea de calidad.

10). Es castigo divino, por ser producto del trabajo. Paradójicamente es placentero. Genera goce.

11). Mejora el acto amatorio y facilita la seducción. Es afrodisíaco”.

12). Induce la competitividad, dado que el mejor vino es el propio… fatto in casa.

 

En fin, un conjunto de razones para convertirse en un placer como pocos. Recordando siempre que “LOS PLACERES COMPARTIDOS SON DOBLEMENTE PLACENTEROS”.

 

Publicado en varios medios de comunicación a partir del 30 de diciembre de 2023. 

domingo, 24 de diciembre de 2023

Navidad en el desierto extremo

 


Parto temprano vía La Serena y me llama la atención lo desolado del paisaje. Una cosa es leer o ver por medios audiovisuales un lugar y otra es recorrerlo, respirar su aire, ver directamente sus parajes y socializar con las personas del sitio, particularmente sus nativos. Hago una parada de varios días en El Valle de Elqui y a la par de disfrutar el lugar, comiendo buen cordero y vino blanco, visito algunos sitios que se relacionan con la poetisa chilena, ganadora del premio Nobel de literatura en 1945. Conozco la obra de Gabriela Mistral, tanto la prosa como sus cuatro libros de poesía: Desolación, Ternura, Tala y Lagar. La Europa con secuelas de la Segunda Guerra Mundial miró hacia el Nuevo Mundo y encontró sosiego en la obra bucólica, religiosa, serena y trágica de Mistral. Contemplo las estrellas, camino por Pisco Elqui, visito el mausoleo y el descuidado museo-escuela y me termino por crear una imagen completa de una artista cuya obra es desconocida por muchos de sus compatriotas. Es lo normal. En lo personal, me gusta su trabajo, me parece de una delicadeza que merece la atención de los lectores agudos y es un referente de la trascendencia de lo que hacemos los latinoamericanos. La capacidad de disfrutar cosas tan disímiles tiende a enriquecer nuestra visión del mundo.  

El Toyota tiene pocos kilómetros de uso, por lo que el viaje se vuelve una mezcla entre disfrute por conducir un buen vehículo en carreteras inmaculadas y la posibilidad de adentrarse en lugares inimaginables que no se comparan con espacio alguno. Jamás pensé que el desierto de Atacama fuese tan grande. Ocupa medio país suramericano y los niveles de aridez van desde la sequedad generalizada hasta la sequía absoluta. Nunca había visto ni estado en un lugar tan inhóspito. La carretera se me hace larga y me veo en la necesidad de quedarme en un hotel cualquiera. Me recibe un hombre de contextura gruesa, casi obeso, locuacidad insoportable y ojos de rata. Me explica su simpatía por los venezolanos, quien según señala, les hace el favor de darles trabajo y me recuerdo de la novela El negrero, de Lino Novás Calvo. Hay estafadores que parecieran tener un letrero de advertencia en su frente. Pero de eso ya estoy curado de espanto. La bondad y la maldad tienden a emparejarse y cuando me consigo con gente de esa calaña, suelen aparecer personas que representan lo contrario. Continúo mi viaje luego del imprescindible descanso y el desierto me lleva a niveles de aridez que desconocía que pudiesen existir. Las minas van a la par de la carretera y cada vez se me aclara la percepción de cómo el país pobre que era Chile se transformó en un auténtico milagro económico, a donde muchos siguen migrando, buscando un mejor porvenir. Son los ricos del vecindario.

Llego a lo que llaman “el Caribe chileno” y me quedo una semana en Bahía Inglesa. Lo de “Caribe” es broma de mal gusto que sólo pueden asomar los que nunca han ido al Caribe. El desierto se continúa de un mar frío plagado de medusas que parecieran una sopa de bichos flotantes. Sin embargo, es tanto el contraste entre el desierto y el hosco Océano Pacífico que paso la Navidad en este recóndito lugar del planeta. Como soy buen parrillero, me pertrecho con prietas, pollo, lomo vetado, diez bolsas de carbón que suman veinticinco kilos y lo paso liberado. De vino blanco, paso a tinto y me relajo para recibir una buena Navidad y me preparo para un nuevo año en donde ya tengo prefiguradas las metas personales que deseo alcanzar.

Desde hace mucho tiempo, entiendo que carezco de la paradójica incapacidad para dejar de leer. Tampoco puedo dejar de escribir, por lo que lejos de pensar que son virtudes, los asumo como asuntos que hago porque me placen y entiendo que es tan grato como valioso poder hacer aquellas cosas que nos gustan. El viaje es también una de ellas. En ocasiones trato de estar la mayor cantidad de días posibles en un sitio para conocerlo como si se tratase de un calcetín al cual se le puede dar vuelta. El escenario es tan fascinante como sus entretelones. La vida, a fin de cuentas, también es así. En eso de dar vuelta a las cosas y ver su lado claro a la par de su oscuridad, vamos elaborando la telaraña del conocimiento que armamos de las cosas. También de nuestro autoconocimiento, porque para muchos, tal implica cual.

La manía de despertarme temprano me vence, por lo que paseo por las cercanías y la contemplación va haciendo de las suyas. Hay lugares en la tierra en donde hay que ir por lo menos una vez, pero que no invitan a volver. De Chile sigo encantado con la ciudad de Santiago y los beneficios de su prosperidad. Tal vez estos lugares van moldeando también a las personas que venimos de otras partes y la dureza del entorno se va apoderando de nosotros. Eso pienso. Enciendo mi Toyota y parto para continuar mis recorridos. Todavía no sé cuál será mi próximo destino.

 

Bahía Inglesa, 24 de diciembre de 2023.

Publicado en varios medios de comunicación a partir del 24 de diciembre de 2023.  

lunes, 18 de diciembre de 2023

El gusano con dos cabezas

 


Salgo a mediodía y luego de pasar por el centro de votación decido comerme un mondongo con mi mujer. El restaurante es modesto pero la sazón bastante buena. Por suerte encontramos mesa. La satisfacción de sentir que cuando uno vota está eligiendo y que lo que uno decide será respetado es de un valor que no tiene precio. Para bajar la comida, salgo a caminar por las calles y callejones de una zona en donde mis compatriotas han hecho vida y se han asimilado a una dinámica social que les es propia. “Ese edificio nuevo es de venezolanos”, me dice una simpática maracucha, al explicarme que compraron la totalidad de los departamentos. Los fenómenos migratorios son increíbles. Un país que no tenía gente foránea de repente se llena de extranjeros y cambia la cosmovisión de su sociedad… para siempre. Los lugares más herméticos, se han vuelto porosos con la gran ola migratoria de este siglo. Es una dinámica viva que no se detiene. Mientras pienso en estos asuntos, leo las diferentes ofertas de “platos navideños venezolanos” que se ofrecen en los distintos restaurantes.

El techo

Es difícil aceptar la idea de que existe un techo aspiracional del cual no se puede pasar como sociedad. Lejos de ser una postura pesimista, creo que un poco de realidad es necesaria para evitar que terminemos por volar, dado que, en muchas ocasiones, se puede volar en pedazos. Eso es lo que ocurre en conglomerados como el que vengo, en donde se trató de cambiar un modelo de sociedad y se terminó por pulverizar lo que estaba de pie. La necesidad de soñar es propia del ser humano. Lo que cuesta aceptar es que se puede soñar con libertad y actuar con responsabilidad. Asunto serio, la cosa.

Extremos contrapuestos

La idea de construir a partir del extremismo no suele terminar bien. Salvo contadas excepciones, las sociedades se construyen porque las personas se ponen de acuerdo y son capaces de ceder en sus posiciones más radicales. De ahí que todo acuerdo tiende a minimizar los radicalismos y hacer que las personas aterricen al punto medio de la realidad, principio aristotélico que se asomó hace mucho tiempo y sigue vivo y campante como el deseo por el pan recién hecho. Los acuerdos se desarrollan en el contexto de lo institucional y sin instituciones, reina la anarquía y el caos porque es bien sabido que la naturaleza humana propende a lo impensable si no se generan maneras de regular los apetitos de las personas. La mejor de las apuestas que puede hacer un conglomerado es la de fortalecer sus instituciones porque sin las mismas no hay futuro alentador. Lo institucional es la estructura en la cual una sociedad se sostiene y sin instituciones sólidas no construimos sociedades sino entelequias en el aire. ¡Cómo nos gustan las ficciones!

Vota por A vota por B

Frente a una opción radical, salvo excepciones, hay cierto olfato colectivo que induce a los pueblos a creer que una opción es mejor que otra. La sabiduría popular tiene un sentido común que en las sociedades sensatas aflora y en los momentos de máxima incertidumbre, hacen que de manera forzada o por invitación, se pise tierra. De alucinados y mesías estamos hastiados. En lo personal, no puedo deshacerme de cierto nihilismo que arropa mi pensamiento y que me induce a tener cable a tierra de manera permanente. Soy de los que sueña despierto, pero con la calculadora en la mano. Las ideas y la realidad no tienden a acoplarse. Esa premisa, la de sostener que la realidad y las ideas tienden a estar disociadas, no solo ha propendido a guiar mi vida, sino que lejos de cultivar la alocada idea de querer cambiar al mundo, me invita de manera amable a intentar comprenderlo. La fascinación que genera tratar de entender la realidad es un desafío, pero también un fin en sí mismo, por lo tanto, un logro.

El enemigo es “el otro”

Estamos cundidos de recetas grandilocuentes en donde nuestros problemas son generados por “el otro” y no como consecuencia de lo que hacemos. “El otro”, llámese de esa manera por su origen cultural, étnico, religioso o por otras características, tiende a ser el chivo expiatorio al cual le endosamos nuestras miserias. Es una manera fácil y ramplona de asumir un asunto que no queremos aceptar y forma parte de lo más básico del pensamiento dicotómico humano. El “ustedes y nosotros” es de un primitivismo atroz que afortunadamente tiende a coger mínimo en la medida que el tiempo va colocando a las cosas en su lugar. El siglo XXI es un tiempo que promete el retorno a primitivismos que considerábamos ya superados a la par de las invenciones más ambiciosas que podamos imaginar. Esa es la chaqueta de fuerza que nos condiciona. La fascinación por comprender nuestro propio tiempo no sólo es un desafío, también es fuente de gratificación.

 

Santiago, 18 de diciembre de 2023.

Publicado en varios medios de comunicación a partir del 18 de diciembre de 2023.  

lunes, 11 de diciembre de 2023

El mundo sigue girando

 


Para quien no lo haya encontrado, sería prudente recordar que puede existir un mejor lugar para cada uno de nosotros y parte del arte de vivir consiste en conseguirlo. Llámese lugar, actitud, estado o aspiración, ese lugar anhelado podría estar a la vuelta de la esquina, a miles de kilómetros de distancia o simplemente dentro de nosotros mismos. El gran desafío es ser capaces de encontrarlo a tiempo. El tiempo juega con nosotros y le pone fecha de vencimiento a nuestros actos. El tiempo, además de condenarnos a lo finito, también le da sentido a la existencia.  

“La vida está en otra parte” es una fantasía que se nos pasa por la cabeza sin mucho fundamento. Sobre todo, cuando no tenemos de manera tangible la posibilidad de comparar. Si sólo es una presunción sin mucho fundamento, todo intento de cambio es solo una huida hacia adelante. Por el contrario, si tenemos la certeza de que “la vida está en otra parte”, habría que ser bien pusilánime para no hacer todo el esfuerzo necesario para estar en el lugar que creemos que puede ser el mejor para lo que anhelamos. De la materialización de esas aspiraciones están hechos los sueños que hacen posible elevarse y llegar a desarrollar lo mejor de nosotros mismos. Sin sueños cotidianos, la vida es aburrida, como lo son los sueños grandilocuentes de las épicas de todos los tiempos. El sueño del hombre común y sus aspiraciones tangibles llevan a la felicidad. Nada es más grande que la pretensión por las pequeñas cosas. Por el contrario, los megaproyectos y sueños de tamaño desmesurado propenden a llevar a las personas al sufrimiento. En esa categoría están las utopías, las ideologías y demás basuras mentales. Que se ocupen primero de salvarse a sí mismos quienes obcecadamente quieren salvar a los demás.

Hay quienes tienen una especial clarividencia para manejar el arte de la predictibilidad. Son personas que poseen una especie de olfato que los guía como brújula y los previene de las cosas que están por venir. De donde vengo, muchos tuvieron esa capacidad intuitiva más desarrollada y escaparon tomando todas las previsiones necesarias para hacerlo. Quien se acostumbra a vivir en el caos, la ruindad y la maledicencia, potencialmente pone en riesgo a su espíritu y la corrupción del alma es cosa de segundos. En esos casos es prudente tener zapatos ágiles para poder correr con facilidad. Hay que escapar con tiempo del infierno, por aquello de que si no lo hacemos podríamos quedar atrapados en él para siempre. Es cuestión de estética, ética y aspiración personal. Potencialmente podemos ser víctimas de injusticias si no tenemos la capacidad de ver hacia adelante.

Ganarse el respeto colectivo tiene una base sobre la cual se podría sustentar todo el edificio de lo que vamos formando. Esa piedra fundamental está relacionada con la capacidad de ser sinceros, alejarnos de la tentación de mentir y cultivar la autenticidad como un valor y una forma de conceptuar la realidad. Sin lugar a duda, tarde o temprano, la persona auténtica, capaz de mantenerse apegada a sus convicciones, destacará sobre su entorno, generalmente cundido de falsedades y maneras retorcidas de entender el mundo. Ganarse el respeto de otro no es asunto de generar simpatía, por el contrario, el respeto tiene su propio camino sobre el cual corre de manera libre, ligero y sin contratiempo. Quien cultiva la autenticidad no debe esperar el aplauso. Sería sospechoso esperarlo, como también lo sería el recibirlo.

Es tan escandaloso como lo son sus consecuencias, que enormes masas de seres humanos se hayan visto forzados a migrar del paraíso. El origen de la tragedia se remonta a los encandiladores ejercicios de elocuencia que un payaso de poca monta logró realizar ante una montonera carente de juicio y ávida de esperanza. De grandes hipnotizadores colectivos y vendedores de espejos está minado el camino de la civilización. Una y otra vez pareciera que seremos cegados por los ilusionistas de rigor que repetidamente aparecen para consuelo de quienes cultivan los peores sentimientos. La balanza entre el bien y el mal gusta de mantenerse en equilibrio, por lo que tanto mal pareciera que va a surgir cuanto tanto bien esté presente. El equilibrio se impone de manera lastimosa y cruel. La expulsión del paraíso es el sino que nos marca desde nuestro origen. Fueron ignorados quienes prefiguraron lo que iba a ocurrir. En estos casos ya no hay posibilidades de segundas oportunidades. El paraíso se pierde una vez y para siempre.

El mundo no se detiene por nadie. Quien no haya desarrollado la destreza de enfrentar y solucionar los obstáculos más inimaginables, se seguirá quedando atrás en la cruel carrera que significa la existencia. De parásitos y chupasangres están minados los conglomerados humanos. Forman parte de las cargas propias del sistema. Por una tergiversación cultivada por quienes apuestan por sociedades caóticas, hay quienes gastan sus energías en promover la necesidad de defender los sujetos que carcomen los sistemas. Lo evolutivo y lo que es bueno para la especie debería imponerse.

 

Santiago, 11 de diciembre de 2023.

Publicado en varios medios de comunicación a partir del 11 de diciembre de 2023.  

domingo, 3 de diciembre de 2023

Recurrentes aterrizajes forzosos

 


El sol se mete inclemente por la ventana y escribo este texto en franelilla. Anoche la temperatura era baja y con el correr del día, sin llegar a ser soporífero, el calor se va adueñando de los espacios. Así es en el sur. Mientras eso ocurre, tratamos de darle forma a las ideas sin forma en un ejercicio que siempre termina por ser tan necesario como inútil. De eso va lo humano, de tratar de darle sentido a aquellas cosas que hacemos o vemos que los otros hacen. A fin de cuentas, no llegamos a ser racionales y todo comienza y termina en argumentar lo que pensamos.

Analistas vulgares

Tienden los analistas políticos a tomar partido antes de hacer análisis y la realidad siempre será garante de que las ideas solo ideas son. En esta contemporaneidad espectacular, en donde por momentos pareciera que cualquier rana va a atacarnos en una acera, ser o intentar ser medianamente objetivo se hace muy cuesta arriba. La siempre presente lucha entre la razón y los instintos es la sombra con la cual debemos lidiar y de la cual debemos tratar de salvarnos.

Los caminos de la vida

El único sistema que se ha construido (y no existe otro) para poder tener un equilibrio entre los distintos elementos que complejizan las sociedades es la democracia. No existe otro modelo que garantice la justicia y preserve la mayor cantidad posible de libertad. De los intentos que se han hecho para hacer más perfectible los sistemas democráticos, una y otra vez ha quedado demostrado de manera palmaria que solo la democracia representativa sirve. La democracia representativa es la máxima expresión de lo que podemos y debemos aspirar. Todas las demás formas de plantear lo democrático socavan la vida de las naciones. Lo útil ha sido apostar por la democracia representativa. Lo demás es solo demagogia.

De transiciones

Aquellos países en los cuales sus ciudadanos apostaron a cambiar el modelo de democracia representativa solo terminaron por darse un tiro en el pie. La posibilidad de una representación real es garante de que los derechos de minorías y mayorías pueden ser defendidos en los espacios institucionales. En eso de intentar conseguir tablas salvavidas, las instituciones y la necesidad de mejorar las mismas debería ser la prioridad de los conductores de sociedades. Sin instituciones, no es posible la vida en sociedad y lejos de aspirar a cambiarlo todo, como si fuera posible, los grandes esfuerzos humanos deberían centrarse en perfeccionar las instituciones existentes, que obviamente son un desafío mucho mayor que cambiarle el nombre a las mismas. Las sociedades pueden llegar a experimentar transiciones saludables si se fortalecen sus instituciones y se respeta el voto universal. No hay otros caminos.

Izquierdas en apuros

La diferenciación entre izquierda y derecha en el terreno de lo político es un anacronismo histórico que además trajo consigo una paradoja perfecta en nuestros días. Aquellos que se hacen llamar de izquierdas, cuando llegan al poder, deben hacer uso de las armas de la República y someter a aquellos sujetos que no cumplen con la ley. Con la falaz idea de defender ciertos derechos (tergiversaciones de la idea de derecho) se termina por premiar a quien delinque. Al ser de izquierdas, se mete en un mismo saco sistemas de gobierno francamente antidemocráticos y otros que son derivaciones de modelos fracasados cuando se intentaron llevar a la práctica. Para saber a dónde se quiere llegar, los movimientos autodenominados de izquierda deben hacer una profunda reflexión y hablar de manera clara, señalando las cosas por su nombre. Una dictadura de izquierda no es aceptable para ningún demócrata y debe repudiarla.

Derechas en apuros

Por otra parte, los autodenominados “de derecha”, promocionan el empequeñecimiento del tamaño del Estado, las libertades individuales y la propiedad privada. En ese mismo grupo, están los liberales y ultraliberales, que a la vez de promocionar la idea de defender lo privado, tienden a coaccionar el libre proceder del individuo y lejos de fomentar su libertad, preconizan un moralismo difícil de entender en un sistema de ideas que apuesta por la libertad. Tienden a exaltar las ideas religiosas y posiciones dogmáticas en relación con estilos de vida, en los cuales el Estado no debería participar.

La brújula no marca el rumbo

Esas clasificaciones, en las cuales los límites de una cosa se introducen en las ideas de su oponente y viceversa, terminan por construir auténticas entelequias mentales que son imposibles de llevar a la práctica. Toda utopía está condenada al fracaso y a llevar a los ciudadanos a padecer de las más extravagantes vivencias en nombre del bienestar común. Se hace más interesante la vida en sociedad en la medida que soluciona los problemas propios de lo humano, que siempre van a existir y con propensión a complejizarse. Lo que pasa es que la necesidad de soñar es tan grande, que somos capaces de destruirnos tratando de alcanzar un sueño. Los sueños, las ideologías, las utopías y la rigidez del pensamiento literalmente matan lo humano.  

 

Santiago, Chile, 03 de diciembre de 2023.

Publicado en varios medios de comunicación a partir del domingo 03 de diciembre de 2023.