domingo, 28 de enero de 2024

Inevitables y recurrentes

 


Basta con hacer un análisis de cualquier lengua para darnos cuenta de hasta qué punto los fenómenos migratorios van cambiando a los distintos pueblos en el transcurso de la historia de la civilización. Hay idiomas que a duras penas se hablan en ciertos países, lo cual va de la mano con poca afluencia de personas de otras culturas. El resultado es una endogamia cultural que en muchos casos empobrece la sociedad y la vida, en general, deja de tener ese sabor propio del disfrute. Por el contrario, los países en donde confluyen gente de distintos destinos poseen una riqueza cultural y una vitalidad que otros pueblos envidian.

Por todos lados

Basta con probar y tratar de analizar lo que se come en cualquier parte del mundo para darnos cuenta de que lo originario, en general, no existe, lo que existe es un desarrollo continuo de cambio en los cuales la gastronomía, por ejemplo, ante la mezcla de grupos de personas, deja una huella de carácter sumatorio que va enriqueciendo aquello que nos llevamos a la boca. Hablar y comer son cosas sencillas y básicas y precisamente en esos aspectos atinentes a lo cotidiano es donde más se ven las modificaciones culturales que se generan sin que ni siquiera nos demos cuenta. La cultura es así. Cuando hay diversidad hay cambios. Lo importante es entender al otro sin denostar y en la medida de lo posible tratar de preservar aquellas cosas en las cuales creemos, entendiendo que es imposible detener el paso del tiempo; más difícil todavía poder impedir los cambios propios de cualquier cultura.

Cuando se vuelve exponencial lo presente

La cultura propende a multiplicarse cuando elementos de otros grupos humanos se integran a los que ya existen. En este sentido los resultados son exponenciales. El siglo XXI se ha caracterizado por materializarse múltiples desplazamientos de grandes masas humanas de un lugar a otro, sin chance de que el asunto se detenga y sin potenciales “soluciones”, si es que aplica el término para explicar lo que está ocurriendo. Muchas veces se intenta plantear los asuntos humanos como “problemas”, incluso definiciones que ni siquiera tienen la posibilidad de ser corregidas, cuando en realidad son “soluciones”. Todo depende de cuál cristal usemos para analizarlo y desde qué acera estemos viendo la cosa. Los asuntos son diferentes si miro al otro desde su propia acera, pero para eso tengo que hacer el esfuerzo de cruzar la calle.


Tensiones migratorias

No es fácil migrar como tampoco es fácil recibir a los migrantes. Cuando el miedo es bidireccional, las tensiones se mantienen por un tiempo. Eso ocurre con los fenómenos migratorios de la contemporaneidad, como también ocurrieron en los que les precedieron. Lo migratorio lleva en su cuño las dos caras de la moneda. No es casual que grandes pueblos forjen su riqueza cultural precisamente por el hecho de ser receptores de gentes que vienen de otros confines. Lo cierto es que el interés por la migración (tanto el propio como el de otros) no para porque la migración de mis compatriotas se ha convertido con el paso del tiempo en un fenómeno de carácter continuo, permanente e ininterrumpido, como las recetas de las enfermedades que tienen un carácter crónico.

Lo valioso de un fenómeno

La migración, potencialmente puede ser enriquecedora. No existen fenómenos de desplazamientos colectivos sin manchas. Así como un pueblo es influenciado por las buenas costumbres y las valiosas tradiciones culturales, de la misma manera, los elementos negativos de cualquier cultura también se exportan. Tal implica cual y no comprenderlo es poco menos que carecer de juicio. La invasión es un fenómeno de carácter forzoso e indeseable que también ha permitido lo civilizatorio. Hay pueblos que sobreviven sólo porque el dominante no arrasó con la totalidad de los elementos culturales que había en un lugar, sino que los integró a la cultura propia. Ese sincretismo y fusión va derivando en otra manera de entender el mundo y se va gestando, haya o no resistencia. Así ha sido la historia.

Pirámides invertidas

Hay países en los que su pirámide poblacional ha cambiado de manera progresiva hasta el punto de que el aumento de la población de adultos mayores es la que ha perfilado y definido las características demográficas. Producto de la migración, no deja de ser de gran interés que en muchos países “de viejos” haya aumentado la tasa de natalidad a expensas de migrantes.  Eso es demasiado obvio para no haberlo previsto. Todo parece indicar que va a haber un vuelco de la tortilla y como en la totalidad de los procesos migratorios, se mimetizan asuntos de carácter cultural y el saldo es positivo para quien recibe a personas de otras partes porque todo fenómeno de este tipo altera la cultura de los nativos. La mayoría de las veces para bien. Así siempre ha sido, es y será.

Santiago, 28 de enero de 2024.



Publicado en varios medios de comunicación a partir del 28 de enero de 2024.