domingo, 25 de febrero de 2024

Curiosos manuales para migrantes

 


Caminando largo, como suelo hacer, pensaba en las puertas que se nos van abriendo conforme pasa el tiempo. Esas puertas van de la mano con el arte de saber captar el sentido de la oportunidad. Sin esa cosa de tipo intuitivo, somos propensos a errar una y más veces. De los errores vamos aprendiendo, pero errar de manera repetida es contrario al arte de vivir. También estuve pensando en las puertas que potencialmente se nos van cerrando y cómo, de manera rápida, debemos pasar la página.

Migrantes y los recovecos del mundo

El planeta es grande y la aventura de migrar tiende a ser hosca. Se necesita piel de foca para poder seguir adelante en lo referente a cualquier proceso migratorio que en esencia es un desgarro que nos posibilita encaminar nuestros sendero y sentido de la vida. En las primeras de cambios, la necesidad de adaptarnos se hace indispensable. Una adaptación sin romper con nuestras creencias y sistemas de valores es lo que procede. Pero la verdadera fortaleza de quien migra es no mirar hacia atrás.

No mires atrás o fallarás

Si se mira para atrás puede que nos debilite la nostalgia y la tristeza se apoderará tarde o temprano de nuestro espíritu. El foco va adelante y el pasado es el aprendizaje del cual sacamos las estrategias para avanzar, pero se puede volver nuestro mayor enemigo si no rompemos con él. El migrante mira para atrás para recordar lo aprendido. Si esa mirada al pasado es para evocar la melancolía, está en esencia derrotado. El peso de la nostalgia no resuelta puede ser nuestro mayor enemigo. Sin dejar de ser como somos y salvaguardando nuestra esencia, ciertas maneras de comportarse socialmente aplican y se debe ser benevolente con este concepto, de lo contrario el vuelo del migrante se transforma en un movimiento fallido. No se puede perder el foco. Una cosa es hacerse respetar y otra muy diferente el exhibir prepotencia y desprecio por las culturas que no consideramos cercanas.  

Manual para migrantes

He visto y leído cualquier cantidad de manuales para migrantes. Conozco infinidad de personas que se consideran expertas en el tema migratorio. En realidad, cada uno tiene su propia percepción y vivencia personalísima que permite hacer la reflexión de rigor, condicionada por lo que ha experimentado. En mi caso la cosa es similar. Compartir experiencias va de la mano con el sentido gregario y suele ser, en términos generales, un intento por ser solidario y exponer lo aprendido. De callejones con y sin salidas está cundida la migración de cualquier persona. Lo que puede ser útil para alguien no le sirve para nada a otro. Se trata de procesos muy personales que van arrojando resultados diferentes.

El tamaño del mundo que cambia

Para muchos viajeros que han tratado de buscar en otras latitudes un lugar para vivir mejor se puede hacer insoportable asimilar la idea de que el mundo no solo está cambiando, sino que siempre cambiará. Pretender que la vida se comporte como un fósil, es una pataleta que habla de nuestra inmadurez en relación con comprender las cosas que nos rodean y el mundo en que vivimos. Lo humano es universal y salvo las características que conforman los elementos propios de la identidad cultural de cualquier grupo, el ser humano es en esencia el mismo, independientemente de su origen y el lugar donde se encuentre. Nuestra naturaleza nos hace similares y la cultura puede que nos ayude o nos aleje de la posibilidad de crear vínculos sanos con tantas personas que vivimos en este curioso planeta.


Santiago, 25 de febrero de 2024.

Publicado en varios medios de comunicación a partir del 25 de febrero

 de 2024. 

domingo, 18 de febrero de 2024

Outsiders, mesías, salvadores y vengadores



Una reflexión, hecha en forma serena y en el momento oportuno marca sin vacilaciones el destino de una persona, cuando no el de toda una generación. Lo que se hace de manera intempestiva y poco sopesada, en general, puede no salir bien. La toma de decisiones va precedida de una reflexión mínima. Si no se hace, los resultados pueden pesarnos para siempre.

Las dinámicas sociales

En las dinámicas sociales no tiende a existir el vacío. De alguna manera, todo lugar que quede desocupado inmediatamente es ocupado por una figura o concepto emergente. Lo político, que es en definitiva la máxima expresión de lo práctico, va de la mano con la miseria humana, porque toda praxis debe, sin contemplaciones, despojarse de lo caritativo para ser implementada. De ahí que no existen urgencias en relación con resolver las grandes desgracias humanas, como la guerra o el hambre, porque son asumidos como asuntos propios de la vida en sociedad que se resolverán de manera paulatina, sin la urgencia que requieren. Lo pragmático, desprovisto del sentido de urgencia es lo que en definitiva fluye. Por eso, hasta el más sincero de los políticos, deberá mentir y falsamente solidarizarse con un sentido de urgencia que en realidad no puede ser llevado a la práctica. De igual forma, todo político deberá vender la idea de esperanza o no sería un político.

Outsiders, mesías, salvadores y vengadores

Como en una dinámica social no existe el vacío, si llegase a ocurrir el poco frecuente fenómeno de que un espacio quedase desocupado, no tardará en aparecer un “outsider”, un mesías, un salvador o un vengador. Todo dependerá de los anhelos de ese grupo y los más variados elementos psicológicos, tanto claros como turbios harán de las suyas. Así funcionan los liderazgos que de repente sorprenden por lo inesperado o abrupto de su emergencia. Están ocupando el vacío que se ha generado. Ante esos fenómenos, no hay razón que valga y los que creen que aportan con su escepticismo inteligente verán pasar el fenómeno frente a sus narices sin poder hacer nada. Así funciona el gregarismo humano.

Logros alcanzados y los que están por venir

Se genera, con cualquier líder emergente, la esperanza de que satisfaga problemas pendientes y generalmente eso se zanjará. El asunto de lo humano es que cuando satisface una meta y logra alcanzar la satisfacción del sueño cumplido, se aspira a una meta más elevada. En esas, en tratar de escalar hacia lo mejor están los países cuando se les descalabra la totalidad de lo alcanzado. La no aceptación de los logros y el aspirar siempre a más puede ser lo mejor de lo humano. También es su gran condena.

 

Santiago, 18 de febrero de 2024.

Publicado en varios medios de comunicación a partir del 18 de febrero

 de 2024. 

domingo, 11 de febrero de 2024

El eterno retorno a uno mismo

 


La vida, planteada como viaje, asoma aspectos que son la base de nuestra existencia: Todo viaje tiene un punto de partida y uno de llegada. En ese recorrido, que está profundamente influenciado por las más inesperadas situaciones azarosas, existe siempre la posibilidad de aprender cosas y a ese aprendizaje, que va a la par de nuestro viaje, si es provechoso y se sabe interpretar de la mejor manera, se llamará sabiduría.

Sabiduría del día a día

Una cosa está emparejada con ser sabio y es el error humano. En la medida que podamos concientizar nuestras equivocaciones, de la misma forma nos haremos más grandes en nuestro centro íntimo. Tanto errar como rectificar es de humanos, pero sin tropiezos no es posible aprender. La sabiduría vendría a ser la construcción de algo bueno, basados en los tropiezos y caídas que vamos experimentando.

La vida no está en otra parte

En el imaginario colectivo puede tener cabida la idea de que es mejor la vida en otro lugar. Es una fantasía en muchas ocasiones y tiene un carácter universal. El mejor lugar del mundo simple y llanamente es aquél donde nos vaya bien, pero es más fácil endosarle la culpa a los demás cuando las cosas no salen como esperamos. Este gran viaje vital nos permite, si somos suficientemente cuidadosos, poder ser predictivos con relación a cuál es nuestro nicho natural o en su defecto, cuál es el mejor nicho.

Frente al espejo

Al mirarnos frente al espejo, al final del viaje vital, nos encontraremos con nosotros mismos, pero ese encuentro tendrá sus más interesantes particularidades. El ejercicio de vivir se basa, como dijo el filósofo alemán en “llegar a ser lo que se es”. De ahí que una vez frente al espejo ubicado al final del camino, es posible que nos demos cuenta de que desaprovechamos el único boleto que teníamos, que es siempre el de ida, o, por el contrario, que valió la pena el viaje.

El eterno retorno a uno mismo

El eterno retorno a uno mismo es el único trayecto que en realidad recorremos y darle sentido es precisamente lo que permite comprender el esfuerzo que se necesita para vivir a plenitud. El darse cuenta de aquello que hemos hecho para mantenernos en el sendero, sin extraviar el rumbo es lo que con frecuencia llaman “el arte de vivir”.

 


Santiago, 11 de febrero de 2024.

Publicado en varios medios de comunicación a partir del 11 de febrero

 de 2024. 


lunes, 5 de febrero de 2024

Cuando el arte es ambicioso

 


Me parece muy bueno que la superficialidad y lo banal ocupen espacios de nuestras vidas. A fin de cuentas, el tiempo de ocio lo podemos invertir en aquellas cosas que nos relajan, en especial, lo que tienda a distraer la mente y hacer que nuestras ideas y emociones se desplacen a un plano abiertamente placentero, que sería deseable.

Pensar es divertido

A la par de cultivar lo ligero, también puede ser divertido el ejercicio de pensar y en ese sentido, el arte, además de hacernos sentir disfrute y deleite por lo que genera placer, también es capaz de entretenernos a través del pensamiento, su activación, su cultivo y el poder disfrutar de los caminos que se nos abren cada vez que pensamos. Es que ser inteligente o cultivar asuntos inteligentes puede ser de lo más recomendable.

Por eso es por lo que me agradan las propuestas artísticas que, además de entretener, logran de manera simultánea pasearnos por universos paralelos y mundos aparentemente imaginarios, que llevan consigo un mensaje que se agradece, porque va más allá de lo obvio y de aquello qué fugazmente entretiene. El arte, cuando tiene carácter más aspiracional, puede llegar bastante lejos. De ahí que quedé asombrado y agradecido al salir del cine y poder disfrutar de la película del director japonés Hayao Miyasaki: El niño y la garza. Asunto para pensarlo y repensarlo, porque lejos de la vulgaridad, la chabacanería y el comercio de los sexual, que tiende a hacerse de las suyas en las mentes de millones de personas, las películas de Miyasaki terminan por convertirse en un perfecto oasis que sirve de repelente al mal gusto y cultiva el entusiasmo por aquel arte que es ambicioso y logra su cometido, a tal punto que en El niño y la garza, Miyasaki consigue una propuesta estética que trasciende la belleza y la fealdad y logra alcanzar la totalidad de lo artístico y sus bemoles.

Como corolario de su obra y en una especie de sumatoria de propuestas anteriores, el japonés logra exhibir una película que muestra con belleza, las infinitas posibilidades de lo metafórico, lo paradójico y lo que ocurre cuando las metáforas paradojales se hacen de las suyas y se adueñan de la escena.


Puertas y ventanas se cierran y se abren

Pero El niño y la garza, y creo que es algo que no se debe perder de vista, también marca el cierre de una puerta en la cual la creatividad ha estado al servicio de una inteligencia ambiciosa y rica en belleza. Ese cierre de puerta, que representa la despedida del artista a través de la elaboración de una obra total, también es motivo de inspiración para todas aquellas personas que apuestan porque la civilización no sólo sea un cúmulo de necedades, sino que existe un montón de personas que tienen la expectativa de que el gran milagro que representa el arte supremo se siga repitiendo conforme va pasando el tiempo.

Lo simbólico es simbólico en cuanto significa algo para alguien, pero eso no es suficiente para universalizar un asunto. Con Miyasaki ocurre como con los grandes creadores, que parten de elementos localistas y costumbristas para generar una visión que precisamente por su carácter local, trasciende y se vuelve universal. La universalización de una disciplina tiende a darse cuando esos elementos comunicacionales que son parte de lo humano, independientemente de donde se encuentre, alcanzan ese carácter de vínculo colectivo, precisamente porque lo más universal de lo humano es aquello que parte de preceptos individuales, locales, reducido a pequeños espacios, pero con la capacidad de decirnos las cosas directamente a quienes estamos ávidos de escucharlas.

Superficialmente profundo y viceversa

Lo frívolo puede ser aplaudido. Lo frívolo, mantenido en el tiempo, sin la compañía de aquello que tiende a la trascendencia es nauseabundo. De ahí que las propuestas del arte son potencialmente infinitas, pero bastante limitadas a la hora de cosechar frutos si no adquieren el carácter universal que los símbolos son capaces de otorgarle. Esa simbología es compartida, independientemente de la cultura, el espacio y el tiempo, entre muchas razones, porque cuando lo simbólico adquiere el carácter de un valor, se incrusta en nuestro mundo interior.

Nuestros valores nos protegen

Aquello a lo cual le damos un carácter de valor, forma parte de nuestro mundo interior. Aquello que consideramos un valor pertenece a nuestra más profunda esencia. La capacidad de movilizar la dimensión de los valores humanos es de las grandes pretensiones de cualquier arte. Tal vez la más elevada y lo celebraremos cada vez que ocurra.

Que sea de Tokio o de Carora, es exactamente lo mismo. Basta conque desde la plataforma de lo local, aquello que consideramos cercano y sea parte de nosotros, logre, por la técnica propia de una disciplina, universalizarse. Que así siga pasando.


Santiago, 04 de febrero de 2024.

 

Publicado en varios medios de comunicación a partir del 04 de febrero de 2024.