La vida,
planteada como viaje, asoma aspectos que son la base de nuestra existencia:
Todo viaje tiene un punto de partida y uno de llegada. En ese recorrido, que
está profundamente influenciado por las más inesperadas situaciones azarosas, existe
siempre la posibilidad de aprender cosas y a ese aprendizaje, que va a la par
de nuestro viaje, si es provechoso y se sabe interpretar de la mejor manera, se
llamará sabiduría.
Sabiduría
del día a día
Una cosa
está emparejada con ser sabio y es el error humano. En la medida que podamos concientizar
nuestras equivocaciones, de la misma forma nos haremos más grandes en nuestro
centro íntimo. Tanto errar como rectificar es de humanos, pero sin tropiezos no
es posible aprender. La sabiduría vendría a ser la construcción de algo bueno,
basados en los tropiezos y caídas que vamos experimentando.
La vida no
está en otra parte
En el
imaginario colectivo puede tener cabida la idea de que es mejor la vida en otro
lugar. Es una fantasía en muchas ocasiones y tiene un carácter universal. El
mejor lugar del mundo simple y llanamente es aquél donde nos vaya bien, pero es
más fácil endosarle la culpa a los demás cuando las cosas no salen como
esperamos. Este gran viaje vital nos permite, si somos suficientemente cuidadosos,
poder ser predictivos con relación a cuál es nuestro nicho natural o en su
defecto, cuál es el mejor nicho.
Frente al
espejo
Al mirarnos
frente al espejo, al final del viaje vital, nos encontraremos con nosotros mismos,
pero ese encuentro tendrá sus más interesantes particularidades. El ejercicio
de vivir se basa, como dijo el filósofo alemán en “llegar a ser lo que se es”.
De ahí que una vez frente al espejo ubicado al final del camino, es posible que
nos demos cuenta de que desaprovechamos el único boleto que teníamos, que es
siempre el de ida, o, por el contrario, que valió la pena el viaje.
El eterno
retorno a uno mismo
El eterno
retorno a uno mismo es el único trayecto que en realidad recorremos y darle
sentido es precisamente lo que permite comprender el esfuerzo que se necesita
para vivir a plenitud. El darse cuenta de aquello que hemos hecho para
mantenernos en el sendero, sin extraviar el rumbo es lo que con frecuencia
llaman “el arte de vivir”.
Santiago, 11 de febrero de 2024.
Publicado
en varios medios de comunicación a partir del 11 de febrero
de 2024.