domingo, 11 de febrero de 2024

El eterno retorno a uno mismo

 


La vida, planteada como viaje, asoma aspectos que son la base de nuestra existencia: Todo viaje tiene un punto de partida y uno de llegada. En ese recorrido, que está profundamente influenciado por las más inesperadas situaciones azarosas, existe siempre la posibilidad de aprender cosas y a ese aprendizaje, que va a la par de nuestro viaje, si es provechoso y se sabe interpretar de la mejor manera, se llamará sabiduría.

Sabiduría del día a día

Una cosa está emparejada con ser sabio y es el error humano. En la medida que podamos concientizar nuestras equivocaciones, de la misma forma nos haremos más grandes en nuestro centro íntimo. Tanto errar como rectificar es de humanos, pero sin tropiezos no es posible aprender. La sabiduría vendría a ser la construcción de algo bueno, basados en los tropiezos y caídas que vamos experimentando.

La vida no está en otra parte

En el imaginario colectivo puede tener cabida la idea de que es mejor la vida en otro lugar. Es una fantasía en muchas ocasiones y tiene un carácter universal. El mejor lugar del mundo simple y llanamente es aquél donde nos vaya bien, pero es más fácil endosarle la culpa a los demás cuando las cosas no salen como esperamos. Este gran viaje vital nos permite, si somos suficientemente cuidadosos, poder ser predictivos con relación a cuál es nuestro nicho natural o en su defecto, cuál es el mejor nicho.

Frente al espejo

Al mirarnos frente al espejo, al final del viaje vital, nos encontraremos con nosotros mismos, pero ese encuentro tendrá sus más interesantes particularidades. El ejercicio de vivir se basa, como dijo el filósofo alemán en “llegar a ser lo que se es”. De ahí que una vez frente al espejo ubicado al final del camino, es posible que nos demos cuenta de que desaprovechamos el único boleto que teníamos, que es siempre el de ida, o, por el contrario, que valió la pena el viaje.

El eterno retorno a uno mismo

El eterno retorno a uno mismo es el único trayecto que en realidad recorremos y darle sentido es precisamente lo que permite comprender el esfuerzo que se necesita para vivir a plenitud. El darse cuenta de aquello que hemos hecho para mantenernos en el sendero, sin extraviar el rumbo es lo que con frecuencia llaman “el arte de vivir”.

 


Santiago, 11 de febrero de 2024.

Publicado en varios medios de comunicación a partir del 11 de febrero

 de 2024.