lunes, 11 de marzo de 2024

Optimismo redundante y pesimismo banal

 


Es propio del crecimiento humano el asumir una postura en particular hacia la vida. En la construcción de esa postura tienen mucho peso las experiencias personales vividas y los mensajes que hemos recibido desde antes incluso de desarrollar una memoria estructurada y un aparato psíquico. Esa postura nos determina y genera en cada uno de nosotros una predisposición hacia las cosas y crea los juicios y prejuicios que nos caracterizan.   

Optimismo redundante

Un optimismo extremo es una manera de practicar lo superficial y lo vacuo. Quien se arma de una alegría insustancial, llevará una vida bobalicona, jalada por asuntos poco pensados y escaso desarrollo de lo que potencialmente uno puede llegar a pensar. El optimismo que redunda es una manera de desarrollar la vida con ligereza y frivolidad que potencialmente puede llegar a hacer que las cosas sean aburridas y no adquieran el mínimo de intensidad que se podría crear en torno a cualquier cosa.

Pesimismo banal

Como una paradoja perfecta, lo más rancio que podemos encontrar en el otro extremo es conceptuar la vida de manera tal que cada asunto que se nos asome lo veamos en forma refleja con pesimismo. Al igual que el optimista redundante o vacuo, el pesimista banal también cultiva el vacío y aquello que podría tener la magnitud de la tragedia es asumido también con frivolidad y ligereza. De ahí que tanto el optimismo redundante como el pesimismo banal son frívolos, huecos y vacíos.

Calles ciegas, puntos medios y otros desafíos

Si nos descuidamos, o por no poder evitarlo (es lo mismo), podemos ser presas del optimismo redundante y/o del pesimismo banal. Como buenas antípodas, gustan coincidir en lo mismo a pesar de su apariencia aparentemente radical. Si logramos descifrar ciertos entuertos que vienen en nuestras raíces podemos terminar en callejones sin salidas. Cuando sorteamos los problemas vitales, hay espacio para tratar de encontrar puntos medios y puede surgir el desafío supremo de vivir la vida con la mayor intensidad sin hacernos daño. El arte de vivir es una apuesta a existir con plenitud huyéndole a la autodestrucción.  

Huye de ellos

En lo personal, les tengo fobia a las dos maneras de asumir lo vital. Tanto lo pesimista como lo optimista planteado con superficialidad son maneras de cultivar la vileza. Ser ignorante es siempre una forma de representación de lo malo, o, mejor dicho, del mal. Cuando asumimos posturas extremas nos contagiamos de fanatismo y desaparece la posibilidad de pensar, repensar y entender aquello que hacemos y cuanto nos rodea. El sendero vital está lleno de posibles aventuras y espacios con puertas que se abren para la placidez y el goce placentero. Lo superficial es una manera de sabotearlo.  

 


Santiago, 10 de marzo de 2024.

Publicado en varios medios de comunicación a partir del 11 de marzo de 2024. 

domingo, 3 de marzo de 2024

Bola de plomo, grilletes mentales y nostalgia

 


Es grato recordar las cosas buenas que nos han pasado. Los amigos, las aventuras, los viajes, los mundos que hemos creado y ya no existen y aquellos que siguen existiendo. Es imposible no evocar la maravillosa experiencia de habernos adentrado en las profundidades de la feminidad y sobre todo recrear la experiencia amatoria. Visto desde esa perspectiva, una vida ha valido la pena ser vivida en la medida que haya espacios que rescatemos de ella y logremos rememorar con la alegría de quien atesora un pasado existido a plenitud.  

Las maravillosas trampas de la memoria

Lo acaecido se materializa en el atesoramiento de las cosas que hemos vivido, pero falseadas por la memoria. Sin esa alteración del recuerdo, lo vivido se desvanecería y perdería el poder de haber cimentado en nosotros un aprendizaje que vale tanto como tiempo vaya transcurriendo. Los recuerdos son formas de retrotraer experiencias que en realidad no ocurrieron como pensamos. Es posible que un recuerdo se edulcore o se fatalice, pero no permanece intacto. Es parte de esas cosas que forman el mundo psíquico, sobre el cual, en muchos de sus aspectos no tenemos control. Los engaños de la memoria son fabulosos, pero también tienen en su seno el peligro de lo falaz con las repercusiones que conlleva.

La nostalgia y el peso de la vida

Hay una trampa clásica del pasado y es que nos muerda la nostalgia. Una cosa es experimentar lo pasado como experiencia de vida y otra evocarlo con languidez. Ese peligro es propio de lo nostálgico y en ocasiones debemos huir de eso porque contrario a permitirnos avanzar, en la melancolía está el germen de la tristeza y la parálisis porque la belleza enfermiza tiende a indisponernos. Podemos seguir corriendo sólo si no miramos para atrás y si hay que dar la vuelta para ver lo que quedó a nuestro paso es con la finalidad de corregir nuestro rumbo. Se retrocede estratégicamente en esos casos en los que debemos coger impulso para seguir adelante. Si nos descuidamos, el peso de la vida puede llegar a aplastarnos.

No mires atrás

Los grilletes son un arco de hierro, casi semicircular, con dos agujeros, uno en cada extremo, por los cuales se pasa un perno que se afirma con una chaveta (pasador), y sirve para asegurar una cadena a la garganta del pie de un presidiario, a un punto de una embarcación, etc. Si el pasado se convierte en un grillete al que sigue una cadena que se une a una bola de plomo, ese pretérito es malsano y debemos conjurar la alegría de lo vital para deshacernos de él. Sólo se consigue esa fuerza vitalista en el momento en que nos trazamos planes futuros. Sin tener un horizonte hacia adelante, la muerte comienza a vencer a la vida y le da paso a la sensación de vejez, que es una manera de quedar entrampado en los laberintos del alma. La vejez, la enfermedad y la muerte deben ser repelidas con el movimiento vital, que siempre va hacia adelante. La estrategia de movernos forma parte de las argucias y estratagemas propias del arte de vivir. Del buen vivir, en realidad.

Amigos, viajes, aventuras

La amistad es un milagro. Se potencia cada vez que comulgamos en un espacio y un tiempo con aquellos con quienes hemos hecho el viaje de la vida y es un fenómeno que enriquece el alma. He tenido grandes amigos y sigo cultivando la amistad como una de las cosas que más valoro. Sin amigos, la vida puede empobrecerse y la posibilidad de mirarnos a nosotros mismos a través de los ojos del otro se desvanece. Los viajes, que a su vez llevan a la aventura, constituyen la bitácora de lo que nos vamos trazando como meta y nos transportan a lugares desconocidos e incognoscibles que suman agua para nuestro molino personal. El viaje, real o imaginario, siempre es una metáfora, o se puede hacer una metáfora del viaje. En cualquiera de los casos enriquece al sujeto y sin necesidad de abrigar la trashumancia, cada vez que viajamos, se activa la dinámica propia de las grandes aventuras.

La feminidad

El eterno retorno a lo femenino no sólo es de buen tono, sino que nada supera en vitalismo a la experiencia de ir de la mano con el mundo femenino, en donde complicidades y afectos se juntan para invitarnos a lanzarnos de cabeza en un ámbito en donde no tiene cabida lo pesado de la existencia, sino que, en todas las caras de esa dimensión, siempre encontraremos infinidad de sorpresas y aprenderemos a lidiar con áreas llenas de misterio y podemos hacer una componenda a la par de la danza y la carcajada. De esas está hecho el mundo en donde la mujer habita e invita a compartir y fusionar espacios que se vuelven infinitos. Lo femenino y sus variadas expresiones universales y ancestrales suelen ser la mejor puerta de entrada al vitalismo y la perseverancia de quien consigue en la existencia junto a la mujer, una fuente inagotable de satisfacciones. 



Santiago, 03 de marzo de 2024.

Publicado en varios medios de comunicación a partir del 03 de marzo de 2024. 

domingo, 25 de febrero de 2024

Curiosos manuales para migrantes

 


Caminando largo, como suelo hacer, pensaba en las puertas que se nos van abriendo conforme pasa el tiempo. Esas puertas van de la mano con el arte de saber captar el sentido de la oportunidad. Sin esa cosa de tipo intuitivo, somos propensos a errar una y más veces. De los errores vamos aprendiendo, pero errar de manera repetida es contrario al arte de vivir. También estuve pensando en las puertas que potencialmente se nos van cerrando y cómo, de manera rápida, debemos pasar la página.

Migrantes y los recovecos del mundo

El planeta es grande y la aventura de migrar tiende a ser hosca. Se necesita piel de foca para poder seguir adelante en lo referente a cualquier proceso migratorio que en esencia es un desgarro que nos posibilita encaminar nuestros sendero y sentido de la vida. En las primeras de cambios, la necesidad de adaptarnos se hace indispensable. Una adaptación sin romper con nuestras creencias y sistemas de valores es lo que procede. Pero la verdadera fortaleza de quien migra es no mirar hacia atrás.

No mires atrás o fallarás

Si se mira para atrás puede que nos debilite la nostalgia y la tristeza se apoderará tarde o temprano de nuestro espíritu. El foco va adelante y el pasado es el aprendizaje del cual sacamos las estrategias para avanzar, pero se puede volver nuestro mayor enemigo si no rompemos con él. El migrante mira para atrás para recordar lo aprendido. Si esa mirada al pasado es para evocar la melancolía, está en esencia derrotado. El peso de la nostalgia no resuelta puede ser nuestro mayor enemigo. Sin dejar de ser como somos y salvaguardando nuestra esencia, ciertas maneras de comportarse socialmente aplican y se debe ser benevolente con este concepto, de lo contrario el vuelo del migrante se transforma en un movimiento fallido. No se puede perder el foco. Una cosa es hacerse respetar y otra muy diferente el exhibir prepotencia y desprecio por las culturas que no consideramos cercanas.  

Manual para migrantes

He visto y leído cualquier cantidad de manuales para migrantes. Conozco infinidad de personas que se consideran expertas en el tema migratorio. En realidad, cada uno tiene su propia percepción y vivencia personalísima que permite hacer la reflexión de rigor, condicionada por lo que ha experimentado. En mi caso la cosa es similar. Compartir experiencias va de la mano con el sentido gregario y suele ser, en términos generales, un intento por ser solidario y exponer lo aprendido. De callejones con y sin salidas está cundida la migración de cualquier persona. Lo que puede ser útil para alguien no le sirve para nada a otro. Se trata de procesos muy personales que van arrojando resultados diferentes.

El tamaño del mundo que cambia

Para muchos viajeros que han tratado de buscar en otras latitudes un lugar para vivir mejor se puede hacer insoportable asimilar la idea de que el mundo no solo está cambiando, sino que siempre cambiará. Pretender que la vida se comporte como un fósil, es una pataleta que habla de nuestra inmadurez en relación con comprender las cosas que nos rodean y el mundo en que vivimos. Lo humano es universal y salvo las características que conforman los elementos propios de la identidad cultural de cualquier grupo, el ser humano es en esencia el mismo, independientemente de su origen y el lugar donde se encuentre. Nuestra naturaleza nos hace similares y la cultura puede que nos ayude o nos aleje de la posibilidad de crear vínculos sanos con tantas personas que vivimos en este curioso planeta.


Santiago, 25 de febrero de 2024.

Publicado en varios medios de comunicación a partir del 25 de febrero

 de 2024. 

domingo, 18 de febrero de 2024

Outsiders, mesías, salvadores y vengadores



Una reflexión, hecha en forma serena y en el momento oportuno marca sin vacilaciones el destino de una persona, cuando no el de toda una generación. Lo que se hace de manera intempestiva y poco sopesada, en general, puede no salir bien. La toma de decisiones va precedida de una reflexión mínima. Si no se hace, los resultados pueden pesarnos para siempre.

Las dinámicas sociales

En las dinámicas sociales no tiende a existir el vacío. De alguna manera, todo lugar que quede desocupado inmediatamente es ocupado por una figura o concepto emergente. Lo político, que es en definitiva la máxima expresión de lo práctico, va de la mano con la miseria humana, porque toda praxis debe, sin contemplaciones, despojarse de lo caritativo para ser implementada. De ahí que no existen urgencias en relación con resolver las grandes desgracias humanas, como la guerra o el hambre, porque son asumidos como asuntos propios de la vida en sociedad que se resolverán de manera paulatina, sin la urgencia que requieren. Lo pragmático, desprovisto del sentido de urgencia es lo que en definitiva fluye. Por eso, hasta el más sincero de los políticos, deberá mentir y falsamente solidarizarse con un sentido de urgencia que en realidad no puede ser llevado a la práctica. De igual forma, todo político deberá vender la idea de esperanza o no sería un político.

Outsiders, mesías, salvadores y vengadores

Como en una dinámica social no existe el vacío, si llegase a ocurrir el poco frecuente fenómeno de que un espacio quedase desocupado, no tardará en aparecer un “outsider”, un mesías, un salvador o un vengador. Todo dependerá de los anhelos de ese grupo y los más variados elementos psicológicos, tanto claros como turbios harán de las suyas. Así funcionan los liderazgos que de repente sorprenden por lo inesperado o abrupto de su emergencia. Están ocupando el vacío que se ha generado. Ante esos fenómenos, no hay razón que valga y los que creen que aportan con su escepticismo inteligente verán pasar el fenómeno frente a sus narices sin poder hacer nada. Así funciona el gregarismo humano.

Logros alcanzados y los que están por venir

Se genera, con cualquier líder emergente, la esperanza de que satisfaga problemas pendientes y generalmente eso se zanjará. El asunto de lo humano es que cuando satisface una meta y logra alcanzar la satisfacción del sueño cumplido, se aspira a una meta más elevada. En esas, en tratar de escalar hacia lo mejor están los países cuando se les descalabra la totalidad de lo alcanzado. La no aceptación de los logros y el aspirar siempre a más puede ser lo mejor de lo humano. También es su gran condena.

 

Santiago, 18 de febrero de 2024.

Publicado en varios medios de comunicación a partir del 18 de febrero

 de 2024. 

domingo, 11 de febrero de 2024

El eterno retorno a uno mismo

 


La vida, planteada como viaje, asoma aspectos que son la base de nuestra existencia: Todo viaje tiene un punto de partida y uno de llegada. En ese recorrido, que está profundamente influenciado por las más inesperadas situaciones azarosas, existe siempre la posibilidad de aprender cosas y a ese aprendizaje, que va a la par de nuestro viaje, si es provechoso y se sabe interpretar de la mejor manera, se llamará sabiduría.

Sabiduría del día a día

Una cosa está emparejada con ser sabio y es el error humano. En la medida que podamos concientizar nuestras equivocaciones, de la misma forma nos haremos más grandes en nuestro centro íntimo. Tanto errar como rectificar es de humanos, pero sin tropiezos no es posible aprender. La sabiduría vendría a ser la construcción de algo bueno, basados en los tropiezos y caídas que vamos experimentando.

La vida no está en otra parte

En el imaginario colectivo puede tener cabida la idea de que es mejor la vida en otro lugar. Es una fantasía en muchas ocasiones y tiene un carácter universal. El mejor lugar del mundo simple y llanamente es aquél donde nos vaya bien, pero es más fácil endosarle la culpa a los demás cuando las cosas no salen como esperamos. Este gran viaje vital nos permite, si somos suficientemente cuidadosos, poder ser predictivos con relación a cuál es nuestro nicho natural o en su defecto, cuál es el mejor nicho.

Frente al espejo

Al mirarnos frente al espejo, al final del viaje vital, nos encontraremos con nosotros mismos, pero ese encuentro tendrá sus más interesantes particularidades. El ejercicio de vivir se basa, como dijo el filósofo alemán en “llegar a ser lo que se es”. De ahí que una vez frente al espejo ubicado al final del camino, es posible que nos demos cuenta de que desaprovechamos el único boleto que teníamos, que es siempre el de ida, o, por el contrario, que valió la pena el viaje.

El eterno retorno a uno mismo

El eterno retorno a uno mismo es el único trayecto que en realidad recorremos y darle sentido es precisamente lo que permite comprender el esfuerzo que se necesita para vivir a plenitud. El darse cuenta de aquello que hemos hecho para mantenernos en el sendero, sin extraviar el rumbo es lo que con frecuencia llaman “el arte de vivir”.

 


Santiago, 11 de febrero de 2024.

Publicado en varios medios de comunicación a partir del 11 de febrero

 de 2024. 


lunes, 5 de febrero de 2024

Cuando el arte es ambicioso

 


Me parece muy bueno que la superficialidad y lo banal ocupen espacios de nuestras vidas. A fin de cuentas, el tiempo de ocio lo podemos invertir en aquellas cosas que nos relajan, en especial, lo que tienda a distraer la mente y hacer que nuestras ideas y emociones se desplacen a un plano abiertamente placentero, que sería deseable.

Pensar es divertido

A la par de cultivar lo ligero, también puede ser divertido el ejercicio de pensar y en ese sentido, el arte, además de hacernos sentir disfrute y deleite por lo que genera placer, también es capaz de entretenernos a través del pensamiento, su activación, su cultivo y el poder disfrutar de los caminos que se nos abren cada vez que pensamos. Es que ser inteligente o cultivar asuntos inteligentes puede ser de lo más recomendable.

Por eso es por lo que me agradan las propuestas artísticas que, además de entretener, logran de manera simultánea pasearnos por universos paralelos y mundos aparentemente imaginarios, que llevan consigo un mensaje que se agradece, porque va más allá de lo obvio y de aquello qué fugazmente entretiene. El arte, cuando tiene carácter más aspiracional, puede llegar bastante lejos. De ahí que quedé asombrado y agradecido al salir del cine y poder disfrutar de la película del director japonés Hayao Miyasaki: El niño y la garza. Asunto para pensarlo y repensarlo, porque lejos de la vulgaridad, la chabacanería y el comercio de los sexual, que tiende a hacerse de las suyas en las mentes de millones de personas, las películas de Miyasaki terminan por convertirse en un perfecto oasis que sirve de repelente al mal gusto y cultiva el entusiasmo por aquel arte que es ambicioso y logra su cometido, a tal punto que en El niño y la garza, Miyasaki consigue una propuesta estética que trasciende la belleza y la fealdad y logra alcanzar la totalidad de lo artístico y sus bemoles.

Como corolario de su obra y en una especie de sumatoria de propuestas anteriores, el japonés logra exhibir una película que muestra con belleza, las infinitas posibilidades de lo metafórico, lo paradójico y lo que ocurre cuando las metáforas paradojales se hacen de las suyas y se adueñan de la escena.


Puertas y ventanas se cierran y se abren

Pero El niño y la garza, y creo que es algo que no se debe perder de vista, también marca el cierre de una puerta en la cual la creatividad ha estado al servicio de una inteligencia ambiciosa y rica en belleza. Ese cierre de puerta, que representa la despedida del artista a través de la elaboración de una obra total, también es motivo de inspiración para todas aquellas personas que apuestan porque la civilización no sólo sea un cúmulo de necedades, sino que existe un montón de personas que tienen la expectativa de que el gran milagro que representa el arte supremo se siga repitiendo conforme va pasando el tiempo.

Lo simbólico es simbólico en cuanto significa algo para alguien, pero eso no es suficiente para universalizar un asunto. Con Miyasaki ocurre como con los grandes creadores, que parten de elementos localistas y costumbristas para generar una visión que precisamente por su carácter local, trasciende y se vuelve universal. La universalización de una disciplina tiende a darse cuando esos elementos comunicacionales que son parte de lo humano, independientemente de donde se encuentre, alcanzan ese carácter de vínculo colectivo, precisamente porque lo más universal de lo humano es aquello que parte de preceptos individuales, locales, reducido a pequeños espacios, pero con la capacidad de decirnos las cosas directamente a quienes estamos ávidos de escucharlas.

Superficialmente profundo y viceversa

Lo frívolo puede ser aplaudido. Lo frívolo, mantenido en el tiempo, sin la compañía de aquello que tiende a la trascendencia es nauseabundo. De ahí que las propuestas del arte son potencialmente infinitas, pero bastante limitadas a la hora de cosechar frutos si no adquieren el carácter universal que los símbolos son capaces de otorgarle. Esa simbología es compartida, independientemente de la cultura, el espacio y el tiempo, entre muchas razones, porque cuando lo simbólico adquiere el carácter de un valor, se incrusta en nuestro mundo interior.

Nuestros valores nos protegen

Aquello a lo cual le damos un carácter de valor, forma parte de nuestro mundo interior. Aquello que consideramos un valor pertenece a nuestra más profunda esencia. La capacidad de movilizar la dimensión de los valores humanos es de las grandes pretensiones de cualquier arte. Tal vez la más elevada y lo celebraremos cada vez que ocurra.

Que sea de Tokio o de Carora, es exactamente lo mismo. Basta conque desde la plataforma de lo local, aquello que consideramos cercano y sea parte de nosotros, logre, por la técnica propia de una disciplina, universalizarse. Que así siga pasando.


Santiago, 04 de febrero de 2024.

 

Publicado en varios medios de comunicación a partir del 04 de febrero de 2024.


 

domingo, 28 de enero de 2024

Inevitables y recurrentes

 


Basta con hacer un análisis de cualquier lengua para darnos cuenta de hasta qué punto los fenómenos migratorios van cambiando a los distintos pueblos en el transcurso de la historia de la civilización. Hay idiomas que a duras penas se hablan en ciertos países, lo cual va de la mano con poca afluencia de personas de otras culturas. El resultado es una endogamia cultural que en muchos casos empobrece la sociedad y la vida, en general, deja de tener ese sabor propio del disfrute. Por el contrario, los países en donde confluyen gente de distintos destinos poseen una riqueza cultural y una vitalidad que otros pueblos envidian.

Por todos lados

Basta con probar y tratar de analizar lo que se come en cualquier parte del mundo para darnos cuenta de que lo originario, en general, no existe, lo que existe es un desarrollo continuo de cambio en los cuales la gastronomía, por ejemplo, ante la mezcla de grupos de personas, deja una huella de carácter sumatorio que va enriqueciendo aquello que nos llevamos a la boca. Hablar y comer son cosas sencillas y básicas y precisamente en esos aspectos atinentes a lo cotidiano es donde más se ven las modificaciones culturales que se generan sin que ni siquiera nos demos cuenta. La cultura es así. Cuando hay diversidad hay cambios. Lo importante es entender al otro sin denostar y en la medida de lo posible tratar de preservar aquellas cosas en las cuales creemos, entendiendo que es imposible detener el paso del tiempo; más difícil todavía poder impedir los cambios propios de cualquier cultura.

Cuando se vuelve exponencial lo presente

La cultura propende a multiplicarse cuando elementos de otros grupos humanos se integran a los que ya existen. En este sentido los resultados son exponenciales. El siglo XXI se ha caracterizado por materializarse múltiples desplazamientos de grandes masas humanas de un lugar a otro, sin chance de que el asunto se detenga y sin potenciales “soluciones”, si es que aplica el término para explicar lo que está ocurriendo. Muchas veces se intenta plantear los asuntos humanos como “problemas”, incluso definiciones que ni siquiera tienen la posibilidad de ser corregidas, cuando en realidad son “soluciones”. Todo depende de cuál cristal usemos para analizarlo y desde qué acera estemos viendo la cosa. Los asuntos son diferentes si miro al otro desde su propia acera, pero para eso tengo que hacer el esfuerzo de cruzar la calle.


Tensiones migratorias

No es fácil migrar como tampoco es fácil recibir a los migrantes. Cuando el miedo es bidireccional, las tensiones se mantienen por un tiempo. Eso ocurre con los fenómenos migratorios de la contemporaneidad, como también ocurrieron en los que les precedieron. Lo migratorio lleva en su cuño las dos caras de la moneda. No es casual que grandes pueblos forjen su riqueza cultural precisamente por el hecho de ser receptores de gentes que vienen de otros confines. Lo cierto es que el interés por la migración (tanto el propio como el de otros) no para porque la migración de mis compatriotas se ha convertido con el paso del tiempo en un fenómeno de carácter continuo, permanente e ininterrumpido, como las recetas de las enfermedades que tienen un carácter crónico.

Lo valioso de un fenómeno

La migración, potencialmente puede ser enriquecedora. No existen fenómenos de desplazamientos colectivos sin manchas. Así como un pueblo es influenciado por las buenas costumbres y las valiosas tradiciones culturales, de la misma manera, los elementos negativos de cualquier cultura también se exportan. Tal implica cual y no comprenderlo es poco menos que carecer de juicio. La invasión es un fenómeno de carácter forzoso e indeseable que también ha permitido lo civilizatorio. Hay pueblos que sobreviven sólo porque el dominante no arrasó con la totalidad de los elementos culturales que había en un lugar, sino que los integró a la cultura propia. Ese sincretismo y fusión va derivando en otra manera de entender el mundo y se va gestando, haya o no resistencia. Así ha sido la historia.

Pirámides invertidas

Hay países en los que su pirámide poblacional ha cambiado de manera progresiva hasta el punto de que el aumento de la población de adultos mayores es la que ha perfilado y definido las características demográficas. Producto de la migración, no deja de ser de gran interés que en muchos países “de viejos” haya aumentado la tasa de natalidad a expensas de migrantes.  Eso es demasiado obvio para no haberlo previsto. Todo parece indicar que va a haber un vuelco de la tortilla y como en la totalidad de los procesos migratorios, se mimetizan asuntos de carácter cultural y el saldo es positivo para quien recibe a personas de otras partes porque todo fenómeno de este tipo altera la cultura de los nativos. La mayoría de las veces para bien. Así siempre ha sido, es y será.

Santiago, 28 de enero de 2024.



Publicado en varios medios de comunicación a partir del 28 de enero de 2024.